Absuelven a boliviano acusado de asesinatos

Justicia chilena

La falta de pruebas contundentes para acusarlo de las muertes de los carabineros German Cid Conejeros (44) y Víctor Godoy Pinto (29), ocurridas en el sector fronterizo altiplánico de Chislluma Viejo el 22 de enero de 2015, significó la absolución del ex conscripto del Ejército de Bolivia, Juan Carlos Quispe Chacolla, tras dictaminar su veredicto el Tribunal Oral en lo penal de Arica.

De esta manera y pese a las indagaciones realizadas por el Ministerio Público en Chile, Perú y Bolivia, el crimen de ambos policías que se registró a pocos kilómetros de la frontera con Perú durante un operativo del “Plan Frontera Norte”, quedó sin esclarecerse. Las pruebas no pudieron sustentar la acusación por el delito de maltrato de obra a carabineros en servicio con resultado de muerte.

La muerte de los carabineros se produjo en la madrugada del 22 de enero de 2015, en medio de un patrullaje fronterizo. Al no recibir reporte de la ubicación de los uniformados en el retén Tacora donde estaban destacados, Carabineros montó un operativo esa misma mañana, encontrando al cabo primero Víctor Godoy Pinto, a un costado del vehículo institucional en que se movilizaba con un impacto de bala en el abdomen; y más tarde, a 1 kilómetro de ese sitio, fue hallado al sargento primero Germán Cid Conejeros con una herida de bala en la clavícula.

Absolución

El defensor público del extranjero, Sergio Zenteno explicó que las razones que llevaron a atender su tesis de la absolución, “fue que no se encontraran pruebas contundentes que vincularan a nuestro defendido con el sitio del suceso, donde ocurrieron las dos muertes de los carabineros”.

El abogado detalló que Quispe no tuvo participación en ese delito, “dado que cuando el 22 de enero de 2015 ocurren estos crímenes, él se encontraba haciendo su servicio militar para el Regimiento “Max Toledo” de La Paz. Es más, él había sido notificado para integrar una misión de corte de hoja de coca en el poblado de Canaviri, dentro del plan contra el narcotráfico que lleva a cabo Bolivia y estaba haciendo su entrenamiento en ese momento. A estas tareas sólo son convocados los 10 mejores militares de cada destacamento”.

Otro hecho que pesó en la convicción del tribunal, fue que nunca se encontraron registros de ADN que vincularan a Quispe con los carabineros el día del baleo. Es más durante los peritajes policiales fueron hallados rastros biológicos de una persona aún no identificada, tanto en una botella de agua y en el porta esposas del sargento Germán Cid.

Asimismo, la Defensoría indicó que pesó ante el tribunal que las dos declaraciones donde en un principio se autoinculpó Quispe ante Carabineros, no fueron contundentes, ya que presentaban incoherencias en antecedentes como el tipo de arma utilizada y su calibre y el sitio donde él aseguró haber hecho los disparos.

En este punto, el organismo indicó que el boliviano fue detenido sólo 11 meses después de la muerte de los policías, específicamente el 9 de diciembre de ese año. Su entrega fue en medio de una detención que efectuaron comuneros bolivianos en el poblado de Visviri, al oír la confesión de Quispe cuando intentaban quemarlo en la vía pública por el robo de especies en Charaña.

Allí, ante la amenaza de ser quemado vivo por un supuesto robo, el sujeto asumió que fue el autor del doble homicidio, lo que evitó su linchamiento y significó su entrega a Carabineros de la Tenencia de Visviri.

Por su parte, el fiscal Carlos Eltit admitió que fue complejo acreditar la participación de Quispe en el homicidio de los uniformados, “ya que hubo un sitio del suceso muy complicado, ante la altura, el clima y las dificultades. Se realizaron muchas diligencias por parte de la Fiscalía y la policía, se pidieron también requerimientos de asistencia a Bolivia. Lamentablemente el tribunal entendió de otra forma la prueba”.

(La Tercera)